El asesino en casa
- TurHistoreAndo
- 8 jul 2019
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Actualizado: 10 jul 2019
La turbulenta Argentina del siglo XIX que tanto luchó en sangrientas guerras por desprenderse del dominio Español dejó un país libre pero para nada organizado.

A partir de 1830 nuestro territorio queda dividido entre el poder central, ubicado en Buenos Aires (con el control de la aduana) y las provincias con gran riqueza en materias primas y exigiendo una descentralización de este poder tan concentrado. "Unitarios y Federales".
Nuevos referentes surgen en cada una de las provincias existentes llamados "Caudillos", que alcanzaron a abrazar un gran poder. Algunos siendo líderes reconocidos por el pueblo y otros por abrazar una gran fortuna que los sostuvo en lugares de privilegios.
La provincia de Entre Ríos no estuvo ajena a este fenómeno y en General Justo José de Urquiza fue uno de los más destacados.
Urquiza es un personaje muy controvertido en la historia Argentina y gran responsable de tener una nación constitucionalmente organizada. Abrazo gran fortuna gracias a sus prósperos negocios como el del saladero Santa Candida. Como gran hacendado, fue dueño de importantes edificaciones que aún hoy siguen vigentes mostrando el poderío económico del general.
Una de ellas fue la estancia San Pedro, ubicada a pocos quilómetros de la pequeña localidad de Villa Mantero.
Esta fue adquirida en 1846 con el fin de dedicarla a la cría de vacunos y yeguarizos. Si bien el establecimiento en un primer momento no tenía lujos, ya que por estar a solo 20 quilómetros del lujoso Palacio San José hacia inecesaria la construcción de una vivienda principal, Urquiza encomendó construir una vivienda para el encargado que para 1864 era el uruguayo Nicomedes Coronel.
Paradójicamente El 11 de abril de 1870 se reunió en San Pedro una partida de alrededor de cincuenta personas, quienes partieron a San José para dar muerte al general Urquiza.
El caudillo, asesinado en medio de un complot, murió en brazos de sus hijas Dolores y Justa, quienes reconocieron al mayordomo y autor material de las últimas puñaladas al mayordomo de San Pedro, Nicomedes Coronel.
Una vez muerto el general, la estancia fue heredada por su hija Justa que al contraer matrimonio con Luis María Campos pasaron a ser nuevos dueños del establecimiento.
Al hacerse cargo de la herencia de Urquiza, el matrimonio Campos ordenó demoler la casa de San Pedro, la única edificada por Urquiza, y todo lo que recordara la presencia del infame Coronel, y se instalaron allí.
A partir de entonces, Luis María Campos incrementó el patrimonio heredado por su esposa con la compra de una gran cantidad de campos linderos a la estancia.
Sin duda esta fue la época de mayor esplendor de San Pedro, grandes paisajistas como el francés Carlos Thays dejaron su impronta y su importante actividad económica hizo que para 1920 sea considerada una pequeña localidad donde residían alrededor de 400 personas.
Antes de ser vendida en 2005 a una empresa de capitales extranjeros, los últimos propietarios de la estancia fueron los hermanos Horacio y María Roca, descendientes directos de Urquiza, ya que su madre, María Cristina Bustos Campos de Roca, era bisnieta del general.
En los últimos tiempos la estancia también era un atractivo turístico e integraba el circuito de estancias volcadas al turismo rural, ofreciendo habitaciones de excelente nivel para quienes quisieran hospedarse en el lugar, y se ofrecía una variada gama de actividades para el entretenimiento de los visitantes
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