La cocina del mundo
- TurHistoreAndo
- 19 jul 2019
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El químico alemán, más conocido como el barón Justus Von Liebig se especializo en la clasificación de comidas y escribió un ensayo sobre como cocer la carne sin destituir su valor nutricional.
Ante el deseo de ayudar a los desnutridos, en 1940 desarrollo un extracto de vaca concentrado para brindar un sustituto barato y nutritivo de la carne para los que no podían adquirirla.
Hacia el ultimo cuarto del siglo XIX, en lo que hoy es el departamento Colon (Entre Ríos), existía un pequeño saladero propiedad de un hombre llamado Apolinario Benitez. Esto generó que a su alrededor de este surja un pequeño poblado que se convertiría en el primer antecedente de la futura localidad.

Liebig extract of met company nace en Londres en 1865 y fue una industria con una rápida expansión. Con sus miradas puestas en América del sur logran desembocar en este territorio en 1903.
Con el nombre de "Fábrica Colon", la compañía Liebig logró que este pequeño poblado que había surgido gracias al pequeño emprendimiento del Sr. Benitez se multiplique rápidamente a través de la construcción de una gran estructura para desarrollar su actividad y con la construcción de propiedades para su personal.
Este crecimiento fue tal que llegaron a trabajar casi 3.500 obreros. Estos residían en las pequeñas casas, la cual los diferenciaba del personal jerárquico, ya que estaban separados por una avenida llamada "La manga" que era por la cual entraban y salían los animales a la fábrica.

En el contexto de toda esta infraestructura se destacó la casa de visitas, donde en 1.935 fue recibido el príncipe de Gales, los corralones y la casa de la soltería que albergaba a los trabajadores no casados.
Su esplendor comercial y bonanza para la fábrica fueron los de las grandes guerras, cuando el mercado europeo abrió sus puertas de par en par a esta producción de exportación. En aquellos días, se faenaban hasta tres mil animales diarios. Durante la Segunda Guerra Mundial, barcos llegaban de ultramar directamente al Pueblo Liebig para partir hacia Italia, Noruega e Inglaterra con la producción.
Hacia mediados de 1970 la producción había caído en demasía y es por eso que la compañía Liebig decide dejar el lugar, donando parte de sus calles a la comunidad. Hasta ese momento, todo el pueblo era propiedad de la fábrica. Este acto deriva en la puesta en marcha de una Junta de Gobierno. Las instalaciones fueron finalmente vendidas a otra firma que sólo pudo hacer andar una parte del frigorífico, más no en las dimensiones en que se había conocido.

Esta depresión se sintió en el pueblo, que sufrió un marcado éxodo hacia ciudades de la región e incluso hacia Buenos Aires. De los miles de trabajadores en los tiempos de pujanza y prosperidad, pocos pobladores quedaron en el lugar, resguardando la idiosincrasia de ese pueblo industrial que se supo inventar a sí mismo.
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